Retos de la búsqueda de líderes en el sector salud
Jaime del Barrio Seoane, es senior advisor de healthcare & life sciences en EY; consejero independiente en Atrys Health; coautor del libro: “Salud digital y las nuevas formas de la atención médica”; y miembro del Consejo Asesor de Amrop España.
En este artículo, comparte sus perspectivas sobre los desafíos a los que hoy se enfrenta la atención sanitaria en la búsqueda de líderes efectivos.
Liderazgo en salud: una obviedad
La salud, ya sea la nuestra o la de nuestros allegados, nos interesa siempre, pero nos ocupa, y sobre todo nos preocupa, cuando carecemos de ella. Es entonces cuando buscamos la comprensión del profesional sanitario que nos atiende en un gesto, una mirada o una palabra, para que nos ayude a seguir con esperanza todo lo que ha de venir, incluso ante lo peor.
Por eso, en la promoción de la salud y en el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, es decir, en la atención sanitaria, esperamos encontrar a los mejores, ya que no tenemos nada más preciado que la vida.
En este sector, todas las decisiones, por pequeñas que parezcan, pueden significar la diferencia entre la vida y la muerte y, por ello, el liderazgo efectivo en este ámbito es crucial y no se limita a los altos cargos administrativos. Médicos, enfermeras, técnicos y el resto de profesionales sanitaros, así como el personal de apoyo, desempeñan roles de liderazgo en sus interacciones continuas con pacientes, familias y otros miembros de los equipos.
Pero ¿qué implica ser un líder en salud?
Un buen líder en salud debe ser capaz de tomar decisiones informadas basadas en la evidencia científica (ahora con la ayuda de la inteligencia artificial) y en las mejores prácticas. También debe comunicar eficazmente, tanto al equipo de trabajo como a los pacientes y sus familias; fomentar un ambiente de trabajo colaborativo en el que todos se sientan valorados y motivados; gestionar los cambios, rápidos y disruptivos, en un campo en constante evolución y búsqueda persistente de la innovación, siendo esencial la capacidad de adaptarse, aprender y avanzar leyendo en las tendencias. Y, por último, pero no menos importante, debe aceptar el protagonismo creciente del paciente informado y corresponsable de su salud y del curso de su enfermedad.
No obstante, el liderazgo en salud se enfrenta a varios desafíos, como la presión constante de una demanda creciente en número, intensidad y retos, frente a una oferta menguante y cansada; o la necesidad de seguir actualizado, y normalmente bajo la responsabilidad del profesional, sobre los avances médicos y tecnológicos; o la gestión de recursos siempre limitados y con un elevado porcentaje de ineficiencia.
Estos son algunos de los obstáculos que los líderes en salud deben superar, y deben hacerlo con compromiso. Además, me permito incidir en algunas claves propias de cualquier líder, que en temas de salud son indispensables, como la empatía, ¡qué urgente mejorar en ella!, escuchando, comprendiendo y compartiendo los sentimientos de los demás; o la integridad, actuando con honestidad y ética en todas las situaciones; o la visión, teniendo una perspectiva clara del futuro y los pasos necesarios para alcanzarlo; o la resiliencia, que nos permita una recuperación rápida ante las dificultades.
En definitiva, el liderazgo en salud es, sin duda alguna, una obviedad en términos de su necesidad y relevancia. Sin embargo, la complejidad y los desafíos a los que se enfrenta requieren de una reflexión continua y un compromiso de desarrollo personal y profesional. Sólo así podremos garantizar que los líderes en salud estén verdaderamente preparados para enfrentar las demandas de sus responsabilidades y buscando la calidad de la atención sanitaria para todos.
El líder en salud es un bien preciado y el reto de las organizaciones sanitarias es su cuidado, desarrollo y retención.